La magnitud de los afectados por la drogodependencia es diferente para cada sustancia; si distribuyéramos el 100% de los afectados que reconocen su problemática con las drogas –sin tener en cuenta el tabaco– un 33% estaría relacionado con el alcohol, seguido por un 20% con la cocaína y otro 20% con la marihuana. Un 10% hace referencia a las personas adictas a la heroína mientras que el resto –alrededor de un 17%– correspondería al juego patológico, a los fármacos tranquilizantes así como las drogas de diseño, tal y como nos explica el jefe de drogodependencias de la Consellería de Sanitat de la Generalitat Valenciana y director del Máster en Prevención y Tratamiento de las Conductas Adictivas de la Universitat de València, Francisco Verdú.
Verdú señala que «todas las drogas no se comportan igual entre los distintos intervalos de edad ni tampoco con su relación con el sexo. De manera empírica, el intervalo de los 13 a los 20 años es donde existen «más posibilidades de que los jóvenes comiencen a consumir drogas», mientras que las personas de entre 25 y 35 años son «los de mayor frecuencia de consumo». Verdú señala que «todas las drogas no se comportan igual entre los distintos intervalos de edad ni tampoco con su relación con el sexo».
«La heroína tuvo su momento durante los años 80 y 90 y ahora ha dejado paso a la cocaína, cuyo consumo comenzó en el 2000 y se mantiene», indica Verdú. Sin embargo, los motivos por los que se consumen son distintos: curiosidad, relación con los iguales, búsqueda del placer inmediato, imitar patrones familiares, falta de educación pero lo que sí es cierto es que las drogas se mantienen por «exposición» ya que «están en todos los lugares, se anuncian, se invocan, nos provocan, nos las ofrecen», manifiesta el director del Máster en Prevención y Tratamiento de las Conductas Adictivas.
En su 15ª edición, este máster, cuya preinscripción sigue abierta, utiliza la imagen para visualizar el consumo de todas estas sustancias estupefacientes. «Ver una intoxicación, por ejemplo, de alcohol, es una realidad en nuestra sociedad, pero nadie advierte a esas personas de los problemas que acarrea su consumo», explica el director de este postgrado.
Asimismo, el curso ofrece una tutorización constante por parte del profesorado así como la posibilidad de compartir experiencias en un foro común, por lo que –explica Verdú– el resultado académico es «constructivo y fácil» con un esfuerzo y dedicación mínima: solo se necesita un poco de interés y curiosidad para aprender sobre las drogodependencias y las conductas adictivas.
Los estudiantes y profesionales que realizan esta formación aprenden desde una perspectiva macro el problema de las conductas adictivas –desde la prevención al tratamiento pasando por las drogas no químicas y la neuropsicología– hasta cómo debe comportarse y actuar el profesional y baja qué métodos y protocolos debe hacerlo. «Contamos con una dilatada experiencia en la formación de nuestros profesionales durante 14 años ininterrumpidos de ‘aprender construyendo’», cuenta Verdú. Así, una vez realizado el máster, existe una comunidad de conocimiento donde los profesionales del sector pueden consultar o actualizar datos o incluso realizar búsquedas bibliográficas.
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Máster en Prevención y Tratamientos de las Conductas Adictivas
Noticia publicada: 20/01/2017
