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Peiró: «Aunque la innovación suele surgir individualmente, debe ser compartida para aplicarse»

Aunque la innovación suele surgir de modo individual, debe ser luego social, compartida, para poderse implementar. Ésta ha sido una de las ideas que ha defendido el catedrático de Psicología de las Organizaciones de la Universitat de València y director del Instituto de Investigación de Psicología de los Recursos Humanos IDOCAL de la Universitat, José María Peiró, durante la última sesión de Aula Abierta Innovación en la Empresa celebrada en ADEIT. «Aunque uno sea creador, no lo puede hacer todo; un creador tiene que saber liderar la innovación y requiere, por tanto, de competencias específicas de liderazgo», ha subrayado en este sentido.

Aunque uno sea creador, no lo puede hacer todo; un creador tiene que saber liderar la innovación y requiere, por tanto, de competencias específicas de liderazgo.
Para ello –ha señalado– es necesario que el líder sea capaz de ilusionar y de propiciar un clima de «seguridad psicológica» que permita a las personas del equipo expresar sus ideas con confianza. Unas ideas y sugerencias que debe saber recibir como un feedback positivo para continuar aprendiendo e innovando.

Por otra parte, Peiró ha resaltado otras competencias claves para propiciar la innovación, que ha definido como «la capacidad de transformar ideas en resultados por medio de la imaginación, la creatividad y la acción». En este sentido, ha matizado que innovar no es necesariamente crear algo nuevo de raíz, sino que pueden valorarse diferentes tipos de innovación, que ha catalogado en cinco tipos: de productos, de procesos, de posicionamiento, de políticas y de paradigmas.  

¿Cómo debe ser una persona innovadora?

El líder debe ser capaz de ilusionar y de propiciar un clima de «seguridad psicológica» que permita a las personas del equipo expresar sus ideas con confianza.
Además del liderazgo, entre las competencias de la persona innovadora, el catedrático de Psicología de las Organizaciones ha destacado la capacidad de mirar de otro modo el entorno para ver nuevas conexiones y oportunidades; la creatividad y el cuestionamiento de los planteamientos habituales para generar soluciones innovadoras; la capacidad de convertir en realidad una determinada idea, de materializarla; y, por último, la negociación y flexibilidad para recibir sugerencias de mejoras y aprender.

 Una innovación sostenible medioambientalmente
Por otra parte, ha subrayado que la innovación, a diferencia de lo que ocurría en los años 60 y 70, no tiene por qué estar reñida con la sostenibilidad ni con el abuso de recursos del medio ambiente sino que, al contrario, puede ofrecer soluciones económicas y sostenibles.

Noticia publicada: 24/01/2018