Inicio / Noticias
NOTICIAS

Ridaura: «El maltrato filioparental es la punta del iceberg de un problema gestado años atrás»

Un postgrado que se centra en la formación, renovación y optimización de competencias de profesionales de la acción psicosocial y educativa destinados a la atención e intervención especializada de familias y menores en riesgo. El Máster Propio en Prevención e Intervención con Adolescentes en Riesgo y Violencia Filioparental de la Universitat de València presenta su octava edición. Hablamos con Mª José Ridaura, codirectora del máster, psicóloga y directora del centro de menores del Cabanyal: «las siete ediciones previas que se han impartido han permitido formar más de un centenar de profesionales, consolidando esta formación entre las de mayor prestigio», apuntaba.

P. ¿Qué tipo de agresiones se consideran violencia filioparental? ¿Cómo encaja en esta catalogación la violencia verbal o la física?
R. Una conducta violenta puntual, ya sea verbal o física, no se considera violencia filio-parental. Para hablar de este tipo de violencia tienen que producirse conductas agresivas reiteradas y mantenidas en el tiempo. Las conductas violentas son tanto físicas (empujar, zarandear, golpear, escupir, etc) como verbales (insultos, vejaciones, descalificaciones, amenazas, gritos, etc), y ambas son graves por las consecuencias que causa en quien las recibe.

Tres variables fundamentales deben guiar las acciones de los padres y madres: el afecto, la comunicación y la disciplina.
M. José Ridaura
P. ¿Cuáles son los signos que suelen moltrar los adolescentes potencialmente agresores con sus progenitores?
R. Hay que distinguir entre los signos observables y medibles de conductas negativas, agresivas y de riesgo y las características comunes de los chicos y las chicas que agreden a sus padres. Cuando los padres y madres hablan del problema de agresividad de sus hijos lo describen como algo repentino, como un cambio brusco en los comportamientos. Pero cuando evaluamos el caso, observamos que el maltrato no es más que la punta del iceberg de un problema que se estaba gestando años atrás. En la mayoría de los casos, desde que sus hijos eran pequeños, existían señales, factores de riesgo que estaban a la base del problema. Algunos de los factores de riesgo más comunes son: temperamento difícil, pautas de crianza inadecuadas por parte de los padres y madres, absentismo escolar o desmotivación por el ámbito académico, consumo de sustancias tóxico-dependientes y algunas características de personalidad como la baja tolerancia a la frustración, la baja empatía o el locus de control externo.

P. ¿Y cuáles son, bajo el punto de vista de los profesionales, los pasos que debería seguir un padre o una madre ante la agresión de su hijo?
R. Para responder a esta pregunta tendríamos que atender a tres cuestiones: hay que entender por qué se mantiene las conductas a lo largo del tiempo, saber qué pueden hacer los padres para prevenir o evitar que se den las conductas de maltrato, y, en tercer lugar, qué hacer cuando ya está activo el problema de violencia filioparental. Los comportamientos agresivos en particular se mantienen a lo largo del tiempo porque nos permiten conseguir nuestros objetivos, pero también es cierto que cuando nacemos podemos hacerlo teniendo un temperamento fácil o un temperamento difícil, y esta parte es innata. La mayoría de padres y madres se enfrentan al desafío de la educación con mucha voluntad e ilusión, pero no siempre con las ideas claras. Los niños y niñas con un temperamento difícil hacen más complicada la tarea de educar.

P. ¿Qué pautas generales se les pueden dar a padres y madres para prevenir o evitar que se den conductas de maltrato?
R. En la educación y socialización de menores hay que tener en cuenta tres variables fundamentales que deben guiar las acciones de los padres y madres: el afecto, la comunicación y la disciplina. Saber poner límites, teniendo en cuenta los diferentes periodos evolutivos por los que atraviesan, supervisar que no se rebasen dichos límites e imponer consecuencias cuando se transgreden. Escucharles, conforme se van haciendo mayores. Hacer un uso adecuado del no y del , para enseñarles a ser responsables y a tolerar la frustración.

Más información: Máster Propio en Prevención e Intervención con Adolescentes en Riesgo y Violencia Filioparental

Noticia publicada: 29/09/2020