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Eguiguren: «La falta de liquidez nunca es causa, sino síntoma del fracaso empresarial»

Conferencia Eguiguren ADEITLa falta de apoyo por parte de las entidades de crédito o los problemas de liquidez son síntomas del fracaso empresarial, pero nunca causa, ha explicado en ADEIT el banquero, empresario, consultor y profesor universitario Marcos Eguiguren.  El deterioro empresarial responde a causas mucho más profundas, ha subrayado Eguiguren, quien ha presentado su último libro en el marco de la Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València y cuya intervención ha sido presentada por la empresaria Teresa Puchades, cuya empresa forma parte del Patronato de la Cátedra de Cultura Empresarial. «Los problemas se generan desde dentro de la empresa, son procesos tumorales que no pueden atribuirse a la falta de ayudas económicas», ha señalado. En este sentido, analizar indicadores financieros aisladamente puede dar una idea de que la empresa va bien, pero es posible que se esté gestando algo desde el interior de la empresa que la lleve al fracaso, ha advertido el consultor y empresario.

El factor humano, causa principal del fracaso empresarial
En su nuevo libro, que lleva por título ‘Por qué fracasan las organizaciones’, Eguiguren apunta a dos causas del deterioro empresarial; humanas y organizativas, a las que –en su opinión– hay que hacer frente con un tratamiento mixto. El factor humano está detrás de las principales patologías de la empresa, según el autor de este nuevo libro. En este sentido, ha insistido en la necesidad de contar con líderes que, además de una excelente formación, tengan una elevada dosis de generosidad y empatía que les permita saber en qué momento deben dar un paso atrás.

Además, para Eguiguren es imprescindible que las empresas dispongan de terapias organizativas que hagan de contrapeso para evitar personalismos. «Los antídotos del fracaso empresarial son elegir bien a los directivos y contar con un buen sistema de gobernanza», resumió Eguiguren.

Cinco fases del deterioro, siete pecados capitales
Para la elaboración del libro, Eguigueren estudió 47 casos de empresas, de los que diez se recogen en el libro a través de ejemplos prácticos. En todos ellos, según ha explicado el autor del libro, se reproducen fielmente las cinco fases etapas del deterioro organizativo, a lo largo de las que, según Eguiguren, afloran los siete pecados capitales. El éxito mal asumido es la primera de las fases, marcada por la soberbia, a la que sigue una segunda etapa caracterizada en la búsqueda indiscriminada de obtener más y en la que la avaricia es el pecado capital predominante. La tercera de las fases consiste en la negación del riesgo y del peligro y se caracteriza por la envidia, la lujuria, la gula -con objetivos comerciales desaforados- y la ira, que se materializa en la ceguera de la organización ante los avisos de los colaboradores. Aferrarse a la salvación constituye la cuarta fase, en la que la pereza es la tónica fundamental y tras la que se produce la irremediable muerte de la compañía.

La importancia del medio-largo plazo
El cortoplacismo es otro de los problemas que presenta muchos directivos y líderes empresariales que, según Eguiguren, valoran indicadores como la cartera de pedidos, los ingresos o la proyección de ventas y olvidan la importancia de no perder de vista el medio-largo plazo de la compañía.

Noticia publicada: 8/07/2014